Nivaĉle nacida en la comunidad Lhavôj’ôcfi.
Mi mamá era una gran tejedora, con ella aprendí todo lo que sé. Empecé a tejer cuando tenía 14 o 15 años, cuando me llegó la primera menstruación. Mi mama me dijo que cuando las mujeres reciben su primera menstruación no pueden salir de la casa a caminar, no podía alzar cosas pesadas, como ir a buscar agua o leña, me dijo que era el momento de empezar a tejer, porque es parte de nuestra cultura. Con ella aprendí a tejer con caraguatá, bolsos, hamacas y las redes que usan los hombres para pescar. También aprendí a tejer ponchos y tapices de lana, además me enseñó otros trabajos artesanales, como elaborar cestería con hojas de palma. Yo sigo haciendo mi trabajo artesanal en la forma en que ella me enseñó y le enseñé también a mis hijas a partir de los 15 años, así como hizo mi mamá conmigo.